La dermatitis atópica no se cura, pero sí puede controlarse con una rutina constante de cuidados. Estos hábitos ayudan a reducir la resequedad, evitar la comezón y prevenir los brotes.
Higiene diaria
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Tomar baños cortos de máximo 5 minutos.
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Usar agua tibia (30 °C aprox.) para bañarse.
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Evitar estropajos, fibras o zacates para tallar la piel.
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Utilizar gel o jabón de baño especial sin detergente (SYNDET).
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Secar sin frotar, con toques suaves, evitando dejar zonas húmedas.
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Aplicar crema emoliente o hidratante inmediatamente después del baño.
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Bañarse después de hacer actividades físicas o practicar deportes.
Ambiente en casa
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Ventilar las habitaciones todos los días.
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Mantener temperatura alrededor de 20 °C y un ambiente húmedo.
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Evitar temperaturas extremas de frío o calor.
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Minimizar polvo y suciedad.
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Usar aspiradora para limpiar y no levantar polvo.
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Evitar contacto con sprays, perfumes y animales.
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No tener alfombras, peluches o tapetes que acumulen polvo.
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Mantener colchones, almohadas, sábanas y ropa de cama limpios.
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Hidratar la piel constantemente con crema emoliente o hidratante.
Rutina personal
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Evitar rascarse y mantener uñas cortas y limpias.
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Vestir ropa ligera de algodón o lino.
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Cortar etiquetas de la ropa y evitar prendas ajustadas o exceso de abrigos.
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Evitar prendas de tejidos sintéticos como poliéster, nylon o lana.
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Elegir jabones hipoalergénicos y suaves, sin perfume para lavar la ropa.
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Preferir calzado de cuero o tela ventilada; usar calzado deportivo solo para deporte.
Hábitos de salud y bienestar
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Mantener una dieta equilibrada y evitar alimentos potencialmente alergénicos.
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Usar protección solar indicada para pieles sensibles.
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Hidratar la piel varias veces al día con crema emoliente o hidratante.
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Mantener estabilidad emocional y minimizar el estrés.
💡 Recuerda: la clave está en la constancia. Seguir estos cuidados todos los días ayuda a reducir la frecuencia e intensidad de los brotes y mejora la calidad de vida.